martes, 25 de noviembre de 2014

Añoranzas

Fue sin duda un tiempo de gloria y de grandeza, por eso se justifica la nostalgia que me invade. El patio de mi infancia, el rostro de mis padres como un juego de reflejos velazquiano en la ventana de la cocina. Mi madre haciendo el kuchen como posando para un cuadro de Vermeer y los utensilios de mi viejo, en un bodegón eterno que reposa en la hora de la siesta.

Osorno, noviembre 2014